sábado, 25 de junio de 2011

¡Un fallido… de exitosa compañía!

Llegó al mundo como una compañía para su madre, de niño siempre fue el campeón, el éxito de su madre y la razón de ser de su felicidad, hijo de madre soltera, niño prodigo, el príncipe de la casa, el príncipe de su madre, el deseo del deseo de la madre, el deseo del deseo del Otro, de ese Otro que atraviesa con su discurso al sujeto para situarlo en un lugar de deseo, para “enseñarle” y marcarlo con un discurso específico por medio del cual dicho sujeto construirá y buscará replicar y repetir esa manera en que fue amado y amó, esa manera de desear responder al otro del amor y de desear ser respondido por ese otro amado.
       
         Siempre exitoso fue creciendo, inteligente, lleno de deseo, de pasión por lo que hacía, y cada pasión era una celebración [declaración] para su madre, el amor de su madre era todo y él era todo para su madre, a medida que fue creciendo se enamoró y tuvo varias relaciones, varias parejas, sin embargo no podía llegar a amarlas, había algo que no le permitía hacerlo y luego tras cada fallo, ahí estaba su madre, aguardándole, siempre ahí, y también ahí estaba él, buscándola… fue entonces creciendo y pasó la universidad, luego una maestría culminó, luego un doctorado estaba esperándole pero debía viajar, debía dejar a su madre, debía dejar a su madre que era la mujer que le acolitaba todo, sus rumbas, el cuarto que cogía como Motel cada fin de semana, lo agresivo que en ocasiones se colocaba, todo, todo se lo acolitaba esta grandiosa mujer, debía dejarla, debía dejarla para seguir su sueño del doctorado.
      
        Unas semanas después y de repente para el asombro de todos, de su madre, y hasta de él mismo, perdió el examen que le abriría las puertas al doctorado, era un examen demasiado simple que no podía perder ni aún con los ojos cerrados, pero sin embargo, lo perdió y el doctorado se fue a pique, cayó en tristeza profunda y no se explicaba el por qué había fallado en algo que había intentado con todas sus fuerzas, pero sin embargo, ahí estaba su madre, aguardándole, siempre ahí, para él y él para ella.
     
         Ante este fallido podemos decir como el chavo ¡Chamflee fue sin querer queriendo!
¿Fallido a propósito? El inconsciente siempre tiene un propósito, nada queda suelto pues lo paradójico, extraño y absurdo tiene su lógica cuando es el sujeto el portador de un deseo, es el deseo del deseo del Otro: ¡El llegó al mundo como una compañía para su madre!, que fue la frase con la que empecé el relato.
    
       Siempre se toman decisiones por ello somos responsables hasta de los fallidos pues en este caso el fallido fue un “perder es ganar”…. ¿Ganar qué? Ganar el ser consecuente con el deseo, el deseo del ser una compañía para la madre. Hay una frase que dice “nadie sabe para quién trabajas”, yo la tomó como un ¿Quien comanda tu trasegar por la vida, que traza, que marca, que deseo?

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