domingo, 2 de octubre de 2011

La Ficción que somos


…“Y sus garras rasgaban mi espalda ¿Qué querrá de mi? ¡Quiere mi alma! Sus frías manos hiperventilaban mis sentidos, mi cuerpo todo sudaba adrenalina y mis piernas, corriendo como nunca jamás habían corrido, surcaron senderos, montes, varias veredas y alambrados, mi cuerpo dio tumbos pero ninguna de esas caídas logró detenerme, no podía parar, aquellas garras se incrustaban cada vez más y mi mente recordó las palabras de mi madre, de mi abuela, de las señoras de las iglesias, todas esas creencias con las que un día crecí se hacían realidad, unas garras me asolaban en medio de la oscura noche ¿Qué querrá de mi? Seguía preguntándome, más era inútil, aquello era una bruja, ya de niño me lo habían dicho, ya de niño me lo había creído, eso que me rasgaba era una bruja que quería mi alma y yo espantado por tal espanto corrí como jamás había corrido…
Al llegar a casa, para mi sorpresa, mi espalda estaba llena de cadillos y espinas de moras que me rasgaban como garras… ¡Sólo eran espinas y moras! No pude verlo antes, estaba en la penumbra, en la oscuridad, en la ceguera en donde la trampa del imaginario responde. 
¡Todo había sido ficción, mentira, engaño!
¡Todo había sido fantasma!
Todos estos años, tantos años... todo ha sido ficción, innombrable ficción, fantasma" 

Adaptación a un recuerdo de Antonio Rodríguez

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