domingo, 18 de septiembre de 2011

El objeto… la nostalgia


Cuando estoy contigo entró más en mí y me siento llenarme de un sentimiento que me ha acompañado toda la vida, tantos años, cuantos tiempos, por cuantos amores… siempre que no estás, mi pensamiento se hace una nostalgia, mi nostalgia, una pequeña melancolía, como si hubiese perdido algo, como si algo hubiese quedado embolatado o simplemente el olor de la vida es esta brisa serena, nostálgica que me invade de repente… era igual cuando estaba niño, recuerdos las hojas secas y coloridas luego de que las lluvia las bañara, un aire frío en el aire y yo jugando de hormiga en hormiga, de charco en charco, de flor en flor, de tierra en tierra, solo, solitario, descubriendo la vida, no era sólo un juego, un permiso para salir a la calle, al jardín, al paisaje de mis sueños, era mucho más, era la sensación de que observando los caminos que la lluvia dejaba sobre la tierra y los tréboles que me comía, surgía un sentir, una nostalgia, la misma nostalgia que me invadía cuando de niño y de adolescente me tendía en la terraza de la casa de mis abuelos a observar por horas la inmensidad de las estrellas, el negro infinito, recuerdo que la nostalgia me llegaba hasta donde mi ojos alcanzaban a divisar las estrellas más lejanas, las que apenas si se ven como intuiciones del alma proyectadas sobre la bóveda del negro cielo… una nostalgia, un sentir lleno de placer, de disfrute, era un sentir grisáceo, frio, un sentir que me inspiraba y despertaba en mi un deseo inmenso por descubrir la vida desde un sentimiento de pérdida, pero no una pérdida dolorosa, es un sentir de pérdida que siempre ha estado ahí… es como si fuese el sentimiento de mi existencia, un agujero emanante, un agujero grisáceo, frio y hondamente nostálgico, hondamente expansivo.

Es extraño que cuando no estás amor, ese sentimiento regresa y es cuando me doy cuenta que contigo me acerco a esa nostalgia tan mía, enamorarse es siempre un deseo de retornar a ese sentir, o de rodearlo, bordearlo, me pregunto por el objeto perdido, la “a” de Lacan, el agujero de lo real… me pregunto si de allí sale ese grisáceo y frio sentir que me refresca el alma y me inspira profundamente recordándome que siempre he sido el mismo buscador encantado cuyo vehículo para descubrir el mundo es a través del sentimiento, de una nostalgia… cuantos pensamientos…siempre, tantos pensamientos…

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