domingo, 18 de septiembre de 2011

Significante y Orificios Freudianos

Un lugar, un sitio de deseo desde donde el sujeto es algo para alguien, pero ese algo no es cualquier algo y  ese alguien no es cualquier alguien; ese algo es una “identidad” y ese alguien es el Otro, es decir, lo más amado y lo perdido.

El Significante es un algo, un nombramiento que hace identidad pero no es una identidad construida, es una identidad “dada y asumida” pues la marca y la nombra el Otro, el Otro que desea algo del sujeto y es precisamente ese algo que puesto en el lenguaje, en lo simbólico, en el discurso (la única vía humana de hecho) va a atravesar al sujeto escribiéndole en la piel un poema de deseo, un poema que no es otra cosa que la palabra que dice que es lo que el sujeto significa para ese Otro, que le da la vida.

Ese poema es marca de amor situada en la piel y alrededor de los orificios Freudianos, los agujeros por donde se escucha, se habla, se mira, se succiona, se muerde, se retiene, se expulsa y se penetra, ahí, están las marcas de placer primeras y fundantes que como trozo de gozo olvidado y extraviado le reiteran al sujeto que buscar siempre como ilusión y sueño exquisito el hablar y ser hablado, el mirar y ser mirado, el escuchar y ser escuchado, el chupar y ser chupado, el devorar y ser devorado, el poseer y ser poseído, el dominar y ser dominado, el pertenecer y ser pertenecido, etcéteras, representa lo exquisito de la vida y de la relación que el sujeto tiene con sus semejantes, con los otros.

Y entonces ¿Es el amor una buscada reiteración de estos goces? Daría mi respuesta haciendo otra pregunta ¿Bajo qué forma o de qué manera el sujeto busca reiterar su goce (el más exquisito) de orificio Freudiano? Bajo el ¡Significante!, pues el Significante es identidad, como lo definió Lacan “Un significante es lo que representa a un sujeto frente a otro significante”, el Significante es el “algo” que el sujeto “es” para ese alguien (o esos alguienes) más amado. El Significante es la manera, la identidad bajo la cual el sujeto se orienta hacia lo exquisito de los orificios Freudianos, el Significante es la manera como el sujeto desea amar a los otros, sus semejantes, desde esos placeres exquisitos que aquí llamo orificios Freudianos; ser hablados, ser escuchados, ser mirados, ser comidos, succionados, fusionados, retenidos, poseídos, expulsados, rechazados, etcéteras, esta es la demanda o pedido de amor que el sujeto hace a quien ama, pero recordemos que esto es pulsional,  es decir; de satisfacción parcial, no se sacia, no se detiene, siempre empuja, siempre quiere un poco más, por eso es que el amor si lo sitúo aquí como un goce exquisito de orificio Freudiano, es para indicar que pulsionalmente pese a que el otro, mi semejante amad@ no me hable lo suficiente, no me escuche lo suficiente, ni me mire, devore, posea, engulla, chupe y domine lo suficiente, aún así la ilusión persiste, el sujeto no negocia esta ilusión, no le puede faltar.   

El Significante es identidad ¡Nombre! en el sujeto del inconsciente sino también vía por medio de la cual el goce se desplaza hacia ese amar desde el exquisito orificio Freudiano. Por esto no es del todo descabellado que el sujeto se cambie el nombre que tiene para la cultura, para la registraduría y/o para la cédula, por el nombre que tiene en su inconsciente, el Significante, y así mismo recordar que ese Significante es poema de goce escrito e inscrito en su boca, sus oídos, sus ojos, su ano y sus órganos genitales. Suena cómico, pero esta revisión despeja el panorama del sujeto del inconsciente que precisamente “carga con síntomas” por no saber sobre la identidad Significante que lo comanda (es decir sobre eso que desea ser para el otro), sobre hacia que orificio Freudiano se dirige tal identidad Significante, y sobre el hecho que no puede faltar, y es que siempre queda faltando una mirada, una palabra, una oreja, un devore, un poseer, una chupada… (etcétera) que al otro no le alcanza para ofrecerle al sujeto que lo demanda. La falta no falta y eso es lo que al sujeto no le gusta y no quiere saber, y de esa negativa se alimenta su síntoma y malestar; un no querer saber de la castración.

No es de gratis que Freud advirtió todo un drama de amor bajo la estructura de los síntomas que atendió, y ese drama es la Sexualidad y esta va más allá de lo genital, la Sexualidad es lo exquisito de la ilusión de los cuerpos.

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