martes, 13 de septiembre de 2011

Las Puertas del Inconsciente (una noche bajo la lluvia)

La lengua también se cansa, y se cansa tanto que por momentos trastabilla, da tumbos, piruetas y tropieza “sin querer queriendo” y ya lo que se dice, en esa soltura “que se habla sola” pasa ya no a seguir las leyes del sentido, de la razón, del secreto o las del engañoso e ilusorio YO, sino que sigue las leyes del inconsciente, y en esta “caída” lo que Lacan denominaba “palabra vacía” pasa a ser “palabra plena”, inconsciente hablándose.

Cuando el inconsciente habla nada parece tener sentido pues no hay lógica (aparentemente) en hablar de un suceso y pasar a otro y luego recordar un trozo de sueño, de dicho, un recuerdo y luego tener una fantasía que al decirla tastabilla y comete lapsus y en el lapsus un terreno de la vida psíquica se desencarna y limpia, y luego un agujero de pregunta aparece en el sujeto y una respuesta susurrada a medias por él, le descubre lo que de su Sexualidad desconocía: el saber no sabido sobre la manera como busca significar un algo para un otro.

Que se llegué a esto por la vía del hablar de lo que menos parece tener importancia, de lo que pensamos que es bobada y carece de interés, de lo chistoso, de un pedazo de sueño insignificante, de un dicho común, de un tono de voz que cambia y se hace diferente, de un cambio de color en el rostro, de un brillo en la mirada, de un olvido, de un enredo en las palabras, de un trozo de niñez y/o de todo lo que a simple vista se advierta como absurdo, llegar a esto a donde el psicoanálisis siempre llega (al núcleo del Ser, como decía Lacan), por esta vía, es ilógica; lo ilógico, y precisamente ¡esa es la lógica del inconsciente!, por eso entre “menos mente” (como decimos popularmente) se le eche a lo que se dice, más será el sujeto del inconsciente (lugar del saber) y no el YO (lugar de lo ilusorio) el que hable, y el Inconsciente es puro saber, el sujeto es puro saber.

Freud creó y se inventó la Asociación Libre justamente con el propósito de vencer las resistencias del Yo, así mismo una de las consignas de Lacan fue “¡Hable! ¡Hable de lo que se le ocurra que igual llegaremos al núcleo de su Ser!”. Ambos sabían (Lacan siguiendo a Freud) que el inconsciente es “surrealista” y en esa medida sabían que ni la Epistemología de las ciencias, ni la Filosofía, ni la Medicina, ni la Psicología, compartirían la manera como el Psicoanálisis obtiene su saber, un saber que no es por la vía del saber racional, del sentido y de lo objetivo, sino por la vía de lo absurdo e indiferente y que además eso reside en el sujeto mismo, no afuera. Por eso principalmente lo que diferencia al Psicoanálisis de las Psicologías (especialmente de las científicas) es que el saber lo tiene el sujeto, el inconsciente es el lugar de saber no sabido del sujeto. Sin embargo y paradójicamente el sujeto ignora que sabe suponiendo que el que sabe sobre él, es el Otro, y así le delega ese saber al analista como ese Otro que viene a representar al “amo” que le comanda, estableciéndose así la Transferencia o la instauración del Sujeto Supuesto al Saber (SsS). Un SsS que está hablando impulsado por el hecho de que considera que el analista que le escucha es el que sabe de lo que le pasa, pero paradójicamente el sujeto termina encontrándose con que al lanzar sus preguntas él mismo sabe y se susurra sus respuestas. La Transferencia es el artificio o “engaño” fundamental del Psicoanálisis (no porque exista sólo en el terreno del Psicoanálisis, de hecho es inherente a las demás disciplinas; Pedagogía, Medicina y Psicología por nombrar algunas, sino porque es el Psicoanálisis el único que la reconoce y de hecho la emplea como eje fundamental de todo su discurso y su clínica), este artificio llamado por Freud Transferencia hace que el sujeto sitúe al analista como Amo pero como el analista advierte dicha transferencia, huele y ve el lugar en el que el sujeto lo ubica como objeto de goce, como objeto a (el sujeto ubica al analista como resto, y el analista se presta para que lo ubiquen como tal), pero el analista ha de moverse, no permanece allí, se corre de sitio para salirse del tipo  de amo en que el sujeto – analizante lo pone, se ubica y desubica frente al amor que expresa en demandas el analizante hacia él, hacia el analista, y de esta forma en el análisis por medio de analista se constata que siendo la Transferencia la instauración del Sujeto Supuesto al Saber, dicho saber no lo tiene el analista (como el sujeto – analizante supone) sino que lo tiene el propio sujeto – analizante, de allí su nombre “Analizante” (es su propio analista), y de allí que para el Psicoanálisis el inconsciente es el lugar de saber no sabido del sujeto, por ello el que sabe es el sujeto, aunque necesite y requiera inevitablemente del suponer que no sabe.

Bajo esta operación el Psicoanálisis por vía del analista facilita y acompaña la disolución del malestar amarrado a los síntomas del sujeto en la medida en que destituye y apunta a tumbar al Amo, al Otro que le comanda y le amarra al goce neurótico infantil, esta destitución o “tumbamiento” del Otro no sucede sin que el sujeto ceda una parte de su goce malsano, de su trono, de su reinado, es decir, de sus ideales e ilusiones, no sucede sin que se renuncie a mucho del narcisismo imaginario de pretender ser Falo, la destitución del Otro es el tumbar al amo que el sujeto supone en otros – semejantes y/o el amo que se supone el sujeto para otros - semejantes. Tumbar al Amo – Otro es romper con los cánones que la cultura en su malestar de tecno - ciencia – religión – capitalismo, que sofoca al sujeto conduciéndolo a un mundo afanoso y de placeres llenos de insatisfacción, va llevando al sujeto, alienándolo, y este trámite lo hace el sujeto en el análisis vía el analista en la medida en que ubica al sujeto como único productor de su propio saber, singular, subjetivo, saber que es una verdad sobre su propia Sexualidad, ¡su verdad!. Y la Sexualidad y la búsqueda de la Verdad mueven al humano, lo paradójico es que al humano le aterra constatar que la Sexualidad y la Verdad son singulares, saberes únicos y particulares en cada sujeto, y es el amor el que justamente nace del deseo de construir algo con alguienes pese al desencuentro que implica el malentendido que como seres hablantes (o cómo expresó Lacan: ¡La relación sexual no existe! "el Uno no puede darse") nos atraviesa, pese a ello, a que hablamos lenguas diferentes; nace el amor al morir el imaginario de la complementariedad y el Uno entre los sexos.

Retomando el tema, la emancipación que el Psicoanálisis hace del sujeto no le conviene a la cultura en su malestar de tecno – ciencia – religión -capitalismo (como en el video “The Wall” de Pink Floid), pues al sistema no le conviene un sujeto que sabiendo de su goce se las arregla de manera más sana para solventar eso que le falta, tampoco le conviene un sujeto que sepa sobre su Sexualidad (sobre al manera como ama y es amado) como un saber suyo, puesto que ese sujeto no necesitaría de Amos a los cuales demandar ese saber, un sujeto pasado por el psicoanálisis es un sujeto que ya no vive por y para los otros y/o el sistema, sino para el mismo, un sujeto pasado por el análisis es un sujeto que rompe con el imaginario de referenciarse a sí mismo en función del ser reconocido y significado por los otros – semejantes, por esto es un sujeto que vive menos por los demás, y esto se traduce en un sujeto más político, menos enfermo, con un cuerpo más sano, menos dócil y faldero frente a la información que los medios y las instituciones (de todo tipo) venden.
Es por esta razón que el Psicoanálisis es ¡Subversivo! Tal como lo expresó el escritor José María Vargas Vila; “se trata de anarquizar conciencias”. Cuando el sujeto se reconoce como sabedor de sí mismo y como único responsable de hacer algo con eso; el sistema (comprendido como la tecno - ciencia - religión - capitalismo) se siente amenazado y con razón; ¡Tiene ante sus ojos un humano pensante, que no come entero y por tanto no es más rebaño!

Tendría ante sus ojos a un sujeto que prescindiría del Horóscopo, de los Prozac´s y de las oraciones que golpeándose el pecho decía sin cuestionamiento alguno: “¡Por mi culpa! ¡Por mi culpa! ¡Por mi gran culpa! Por eso ruego a…”  

…Y todo empezó con un lapsus, un absurdo, una indiferencia… y ¡El Inconsciente habla! ¡Y la sesión termina con las llaves en sus manos, para salir a brincar bajo la lluvia, como niña entre los charcos!



Texto inspirado a partir de un sesión Psicológica que se hizo Psicoanalítica
A JMMS

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